❝ ︾ ❞
16.05.19 - 1.10.19
⚠️La información proporcionada en este oneshort puede no ser cien porciento exacta. Si bien investigue bastante para informarme sobre cómo funcionaba el alpinismo estoy casi segura de que alguna tecnicidad se me debe haber pasado. En el caso de que encuentren algún error que difiera con la realidad del alpinismo, tengan en cuenta que después de todo esto sigue siendo una fic pero estaría más que agradecida de que lo comenten con el afán de educarme más en todo el tema⚠️
∝∝∝∝∝∝∝∝
∏
〔Cero.cero〕
-Asi que, porque no me cuentas un poco de esta gran hazaña que están por realizar, Javier - la chica rubia detrás de la cámara sonría abiertamente de oreja a oreja. Todo el maquillaje en su cara la hacia fácil de comparar con un payaso pero, ignorando todo pensamiento hostil, le dedique una sonrisa amable y comencé a hablar.
-Bueno, verá. Miguel y yo llevamos varios años escalando montañas...- contra cualquier pronóstico, mis palabras eran fluidas, con tono entretenido.
-Hace unos veinte años- interrumpió la entrevistadora.
-Si, veinte años- repetí, algo fastidiado por la interrupción - Durante los años hemos escalado montañas chicas, grandes, anchas. Hemos pasado por climas cálidos, fríos, tempestuosos. Hemos roto algunos de los récords más conocidos en la historia del alpinismo....-
Mi mirada se desvió hacia detrás de la cámara donde Miguel estaba empacando unas últimas cosas a su mochila de color verde desgastado. Sonreí con melancolía al recordar alguno de los momentos más importantes o más eufóricos de nuestro tiempo juntos como alpinistas. Como aquella vez que un ciervo ataco a Mike en El Monte Fuji, Japón - 3,776 metros - o cuando yo me había dormido profundamente una noche en El Monte Hood, Estados Unidos - 3,426 metros - y Mike pensó que me había muerto.
Curiosamente, las anécdotas que guardaba dentro de mi corazón no eran las más peligrosas; no eran en las que debíamos depositar toda la confianza en el otro, poner nuestras vidas en la mano del otro. Las memorias que más apreciaba eran las simples, las que el mundo no conocía o no comentaba. Los montes o valles que escalamos de los cuales no habíamos tenido que hacer ningún reportaje porque a nadie le importaba. Un pedazo de lo nuestro, algo que solo nos pertenecía a nosotros.
-Pero lamentablemente la edad está cobrando sus cuentas y nos veremos obligados a retirarnos próximamente- mis ojos se aguaron levemente recordando las múltiples peleas sobre el tema. Es complicado dejar algo que te apasiona y más si es debido a situaciones que estan fuera de tu alcance, pero después de mucho trabajo Mike había conseguido hacerme entender que por la seguridad de ambos no podíamos seguir haciendo recorridos tan altos como veníamos haciendo.
-Tomen esto como nuestro último debut, nuestro último premio antes de retirarnos- le di una media sonrisa a la cámara pues sabía que nuestros tan aclamados fans necesitaban entender que estábamos bien. Estaríamos bien.
-¿Cuando dices reiterar te refieres a oficialmente?¿Acaso esto significa que no volveremos a saber de ustedes después de que rompan este, cabe recalcar, imposible récord?- la entrevistadora comenzó a morder su lápiz y eso me ponía nervioso. Era un tema que todavía no habíamos discutido con claridad, pero estaba seguro de que no quería abandonar completamente el alpinismo.
-No, no. Por supuesto que no abandonaremos el alpinismo definitivamente. Solo nos abstraeremos de romper récords y hacer lo que se llama alpinismo extremo. Estamos listos para hacernos a un lado y dejar que otras personas más jóvenes tomen nuestro lugar mientras nos vamos a tomar un té a la orilla de un río -mi característico humor agrio se hizo paso entre mis palabras y rogue porque nadie lo notará o, que si alguien lo hacía, no se lo tomara personal.
-¿Estan conscientes de que mucha gente ha muerto tratando de siquiera completar esta escalada?- todo mi cuerpo se tenso; que clases de preguntas estúpidas hace esta reportera. Por supuesto que sabía. El récord de la escalada más rápida estaba en dieciséis horas y veintidós minutos. Según mis cálculos, nosotros podíamos hacerlo más rápido sin correr mayor riesgo; me lo había estado planteando por varios meses ya. No fue hasta que acepte todo el tema del retiro y la edad, que le pedí desesperadamente a Mike hacer este último desafío. Que se puede decir, siempre fui una persona muy dramática y quería que nuestra despedida sea más que memorable en los libros.
-Si, lo sabemos, pero estamos seguros de que estamos capacitados para este desafío. Estamos muy emocionados para completarlo ya que tiene un valor emocional muy fuerte-
-Ya lo oyeron señoras y señores. Miguel Bernal y Javier López, los célebres alpinistas españoles, se disponen a romper el récord de el ascenso más rápido al Everest. Les recomendamos que se queden aquí pues haremos un seguimiento hora a hora de la travesía...- la mujer siguió escupiendo más palabrerío pero yo aproveche la oportunidad de que no aparecía en la toma de la cámara para escabullirme lejos de todo el matorral de reporteros.
-De verdad amas esa mochila- dije una vez estaba lo suficientemente serca de Mike para que esté me oyera.
El rubio que estaba de espaldas no levantó la vista, pero distinguí como su mejilla derecha se alzaba en señal de una vaga sonrisa. - Es tu culpa por regalarmela-
-Difinitivamente una mala decisión ejecutiva- chasqueé la lengua y procedí a abrazarlo por detrás, cruzando mis brazos en la panza de mike.
-Me la diste el primer día que nos conocimos, en el pico de los monjes-
-Si tío, éramos todos unos críos ¡El cierre de tu mochila estaba roto y no te habías dado cuenta! Andabas perdiendo provisiones por todas partes.-
-En mi defensa el cierre funcionaba perfectamente cuando la agarre de mi casa- sus manos jugaban nerviosamente sobre la mochila y yo reaccione a cerrar la cremallera de esta.
-Pero de verdad, tendrás que cambiarla pronto o si no vamos a quedar varados con todas las cosas esparsidas por el suelo.- reí ante la imagen visual antes de separarme del medio abrazo y colgar mi mochila, la cual estaba en un estados aceptable, al hombro.
-Andando Mike, tenemos una última montaña que conquistar-
(...)
〔Cero.doce 〕
-Acuérdense de revisar los lagos para asegurarse de que el hielo es grueso- la voz raposa de nuestra guía en el campamento base se escuchaba con interferencia desde la radio.
-Si Tip, ya lo dijiste- acotó Mike amablemente sonriendo hacia la nada.
-Mejor prevenir que lamentar, rubio- la radio emitió, desde adentro del bolsillo del rubio.
Yo sonreí ante el ambiente de burla que le daba un sentimiento de familiaridad a todo esto. Tip había sido nuestra guía en base desde hace unos trece años, cuando comenzamos a apuntar a las ligas mayores, a montañas más grandes. Tip era como nuestra hermana menor, y ambos tres haríamos lo que fuera para ayudar al otro.
Algo bueno que tenía el alpinismo era que generaba confianza. Estabas obligado a depositar tu confianza en el otro lo cual creaba fuertes lazos lo quieras o no.
-¡Ah!- escuché al rubio gritar a lo lejos y sentí un tirón en la soga que nos unía. Desesperadamente, volteé mi cabeza hacia el lugar de la cuerda y comencé a caminar con cautela, con el corazón apunto de saltar fuera por mi garganta.
-¿Qué pasó?¿Están bien?- la voz de tip me sobresalto, siendo lo único que irrumpía la leve briza de nieve constante.
De repente el ambiente cambio totalmente cuando vi como Miguel se encontraba en el piso con un cordón desatado y riéndose con anticipación . Rápidamente tome la radio y dije -Falsa alarma Tip, todo bien-. Acto seguido estalle en risa mientras que ayudaba a Mike a pararse.
-Ustedes dos me van a sacar canas verdes- exclamó Tip con lo que parecía ser un suspiro de alivio
- Por lo menos estarías siempre lista para navidad - exclamé mientras extendía mi mano hacia mi compañero.
Una risa susurrada se escuchó por la radio y, luego de ayudar a mike a incorporarse, continuamos la caminata. Todavía nos quedaba un largo recorrido.
(...)
〔 Tres.treinta y siete 〕
-Llegamos a campamento uno, repito, confirmando ubicación campamento uno- la señal cada vez se debilitaba más debido a los copos de nieve rodeando el área. Después de repetir tres veces, recibí confirmación de Tip y guarde la radio en mi bolsillo.
-Ey, campamento uno en una hora. Nada mal- exclamó Mike extendiendo la mano para que se la chocará. Yo, en cambio la tomé y comencé a caminar para seguir nuestro trayecto. Normalmente esperaríamos una hora para revisar nuestras provisiones de nuevo y reabastecer energía pero si queríamos romper el récord tendríamos que deshacernos de cosas insignificantes.
-¿¡Nada mal!? Esta genial, ya le llevamos una ventaja de 20 minutos al tío que tiene el récord. Y eso es teniendo en cuenta tu caída y mi leve desorientación.-
-Por lo menos nos doy material de que hablar- solté su mano y me acomode la cremallera de la campera impermeable. Otra cosa que me gustaba del alpinismo es que me sentía como un malvadisco con todas las capas de ropa encima. El aprovecho esto para robarme un beso y yo lo mire con lo que esperaba fuera desaprobación, aunque ahora que lo analizo probablemente fue más una sonrisa de admiración.
Estábamos atravesando el campamento uno, o como a nosotros nos gustaba llamar 'turismo camp'. Tal como aclaraba el nombre, el campamento uno, el más cercano a la base central, estaba siempre repleto de personas amateurs o personas que no se dedicaban especialmente al alpinismo pero que creían que por llegar hasta esa altura ya habían realizado una azaña increíble.
Claro que en nuestros momentos de inicio cada nueva montaña había parecido imposible, pero viendo ahora a las familias o grupos celebrando por llegar hasta aquí me parecía risible.
-¡Oigan!- una voz chillona llamo desde atrás y me sorprendí pues no era normal que otras personas te dirigieran la palabra si ven que estás siguiendo tu camino a otro campamento.
Al parecer Mike estaba en el mismo estado de confusión porque habían pasado unos segundos y ambos seguíamos mirando al dueño de la voz. Traía puesto una campera azul y su pelo castaño se escabullía de la cobertura de su capucha.
-¿Que sucede?- preguntó finalmente Mike cuando el silencio se volvió demasiado incómodo.
-¿Adonde se dirigen?- su voz tenía leves grietas al hablar así que supuse que sería un adulto joven; alguien en sus 20 a 23.
-Campamento dos muchacho ¿por?- pregunté yo tratando de no sonar defensivo. Tal vez había sido su tono o la expresión de su cara al hablarnos, pero algo de este chico me había echo enojar.
-No es con mal ánimo; ya saben cómo son estas cosas, no trato de decirles como hacer esto solo advertirles que las tormentas están particularmente especiales hoy por allí arriba- la timidez efumada de este chico tan peculiar aún flotaba en los aires.
-Ya hemos echo esto antes tío, sabemos que nos espera- canturreo el rubio a mi lado agregando una sonrisa a su tono burlón.
-No, no. Si eso ya lo sé. Pero estan bastante más agraviadas que el año pasado, seguro tiene que ver con el cambio climático o algo asi- el chico río nerviosamente -Por cierto, soy un gran fan de su trabajo. Osea de escalar montañas digo-
Mi expresión se suavizó. No era la primera vez que algún fan nos encontraba en algún Valle y montaña. Es ciencia lógica que si nosotros éramos alpinistas la mayoría de nuestros fans iban a estar interesados en ello.
-Oh ... ¿Cómo te llamas?- preguntó Mike algo tirado atrás por la revelación. Siempre eran extrañas las cosas con nuestros fans. Era como si algo cambiara en nuestra forma de tratarlos. Cómo si quisiéramos cuidarlos y evitar decir algo que pudiera incomodarlos. No sabría bien explicarlo pero estoy seguro de que el chico lo noto también pues no sé me paso como movía su peso de su pie derecho al izquierdo.
-Andres, un gusto. - extendió la mano y ambos la sacudimos formalmente. -Ahora hablando enserio, de alpinista experimentado a alpinista experimentado, las cosas no están seguras allá arriba- su tono era serio pero a la vez de broma; estaba siendo cauteloso con sus palabras.
-escucha, lo apreciamos de verdad pero nosotros sabemos en qué nos estamos metiendo- dije mientras cruzaba mis brazos arriba de mi pecho.
-Claro, claro...- parecía que Andrés finalmente nos dejaría seguir nuestro camino pero fue interrumpido por una voz más rasposa pero con ese aspecto joven que envidiaba.
-Oye sparta, tu mamá llamo. Dice que la gallina pochocla se escapó. Sinceramente esa gallina vive más perdida que lo que vive dentro de la casa....- el otro chico, también castaño solo que con una campera roja, se acercó al círculo de conversación sin darse cuenta de nuestra presencia hasta que estuvo a unos muy pocos metros. -Oh, no sabía que estabas ocupado- nos dio una ojeada y supe que el también nos reconoció.
-No te preocupes, de todas formas ellos ya iban a seguir rumbo- respondió Andrés
-Pero la tormen- comenzó el de campera roja hasta que lo interrumpí.
-Si, tenemos que apurarnos si queremos romper ese record- hice una pausa y extendí mi mano - un gusto haberlos conocido a ambos y espero que tu gallina regresé a casa pronto-
Unas sonrisas ambles después y ya estábamos caminando en direcciones opuestas.
-Oye, esos eran Sparta y Raptor- comento Mike mientras caminábamos a la par.
-Si ya se, aparentemente las nuevas sensaciones alpinistas tienen una gallina llamada pochocla- reí sarcásticamente.
-No seas tan duro con ellos, parecían amables-
-¡Son nuestra competencia! Rompiendo tantos récords desde tan jóvenes...-
-Buena noticia, luego de esto ya no serán nuestra competencia-
-Buen punto- mi cabeza se nublo con preguntas de el futuro las cuales solo lograban hundirme más en el hoyo oscuro que era el porvenir así que dije lo primero que se me ocurrió para distraerme -¿Te acuerdas la primera vez que rompimos un récord?-
-El Monte hood, Estados unidos, 3,246. También conocido por nosotros como la botella de shampoo.-
Solté una carcajada- Primero que nada era 3,426 metros. Segundo ¿nunca vas a olvidarte de eso, verdad?-
-¡Los reporteros no podían creerlo cuando les contamos que habíamos todo el récord gracias a una botella de shampoo pérdida!- Mike comenzó a carcajearse y yo le pegue levemente en el brazo.
Era verdad. El monte hood había sido la sexta escalada que habíamos echo juntos, teníamos 24 años y ni bien volvimos al campo central fuimos recibidos por muchos flashes de cámaras y desquiciados periodistas preguntándonos todo tipo de cosas. Resulta ser que habíamos logrado romper el récord del descenso más rápido, récord que nadie había podido superar por décadas. Desde ese momento creé una religión basada en esa botella que nunca encontramos.
-¿Sabias que hace unos días encontraron la botella al parecer?- comento el rubio tomando mi mano, guante sobre guante.
-¿Que?- tuve que evitar detenerme debido a la sorpresa. Encontraron una botella después de estar perdida por casi 20 años en un monte gigante y lleno de nieve- es imposible, para entonces ya debería haber estado enterrada bajo tierra- me aclare la garganta tratando de volver a mí estado neutro de siempre.
-Yo pensé lo mismo pero en la foto que vi la botella tiene mi nombre con tu letra- me di vuelta y fruncí el seño confundido; una acción de pregunta o una petición para que elaborará más. -¿No te acuerdas que justo antes de la expedición habíamos discutido sobre de quién era cada botella?-
-¡Hostia tío! Tienes razón. Madre mía, me acuerdo. Estaba tan enojado que agarre yo mismo la botella para escribir tu nombre.- mis mejillas se sentían calientes. Me avergonzaba recordar lo infantil que podía llegar a ser en el pasado.
- ¡Si! Es más, hasta tienen una especie de altar para la botella. Es súper loco- la mano de Mike apretó la mía, recordándome que ambos habíamos visto al otro crecer y madurar, me recordó que nos vimos fallar o triunfar, vimos como nos equivocamos, pero más importante habíamos echo todo eso.. juntos.
Al no obtener respuesta por mi parte, el siguió hablando -Cuando volvamos a base intentaré buscar el twit y te lo muestro porque es para enmarcarla la foto-
(...)
〔 Seis.cuarenta y tres 〕
-Aquí los señores de la nieve, enviando confirmación de llegada a campamento dos- la voz de Mike estaba rasposa por el frío, pero aún tenía ese tono de diversión.
-Si vas a hacerlo de coña mejor ni lo hagas- le saque el comunicador rápidamente.
-¡No sé vale! Una vez que logró que me dejes hacerlo y me lo sacas- Mike hizo un leve puchero y sin poder evitarlo una sonrisa se abrió paso.
-Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y tú todavía no estás listo para este poder- dije exagerando mis gestos al pronunciar la célebre y difamada frase del tío Ben.
-¿h- la ch os?- desde el walkie se escucharon fragmentos de la voz de Tip y rápidamente apreté el botón- Hola tip, confirmando llegada a campamento dos-
-hombre, ya le llevan treinta y siete minutos de ventaja- por la voz se podía notar que estaba comiendo algún tipo de caramelo.
Cómo si lo hubiese invocado, mi estómago rugió. Me di cuenta que habíamos estado caminando ya por seis horas, lo que significaba que aproximadamente nos quedaban otras diez o nueve horas más de viaje.
-Toma- Mike me ofreció una de las barritas energéticas que habíamos traído y yo la acepte con gusto. Viendo en retrospectiva, pase por alto el echo de que él supo de mi hambre a pesar de que no se lo dije; aunque no es ningún secreto que a las 6 horas reloj de caminar me suele dar un hambre voraz, solo me sorprendió que se acordara.
Seguimos caminando mientras ambos comíamos nuestras barras. El silencio era agradable, como la mayoría de veces en las que hemos escalado, pero no me parecía correcto. Esta escalada, este último pico, significaba mucho para nosotros, era algo importante, algo que simbolizaba un final en un periodo vital de nuestras vidas. Mantenerse en silencio no me parecía correcto. Teníamos que hablar, aprovechar cada momento de esta última aventura para quedar plastificados en los libros de historia.
-Sabes, me gustaría sentar cabeza cuando terminemos esto- ese pensamiento había venido de la nada misma. Bueno, de la nada es imposible, pero ese querer se había generado apartir de las cenizas de una pasada promesa superpuesta por la pasión compartida de ambos. Una promesa tan antigua que sólo existía detrás de mí cabeza, justo debajo de la nuca.
Mike pareció sorprendido por mi repentino anuncio y no lo culpo pues yo no encontraba tampoco razón para tal inesperada confesión, y tan inusual viniendo de mi.
-Pero tú eras el que quería continuar con el alpinismo ¡Tuve que insistirte varias veces para que me hicieras caso!- los brazos de Mike se agitaban eufóricamente en el aire. Pude percibir que la idea de sentar cabeza le agradaba por su sonrisa. Tenía los cachetes forzados, como si tratará de suprimir esa sonrisa que me recordaba a mi hogar, el único hogar verdadero que tuve además de las montañas y valles.
-No lo se, creo que estaba cegado por la pasión del alpinismo. Pero lo estuve pensando y...- lleve mi mano libre para acariciar mi nuca, creando nuevas dudas o impedimentos para no decir lo que en verdad quería.
-¿Que estuviste pensando cariño?- por lo que se sentía como la quinta vez en el viaje, Mike tomo mi mano.
-Quiero una familia- dije bruscamente - quiero una familia, contigo.... Una casa a la cual llamar hogar, y se que eso podría ser cualquier lugar porque ya estoy en casa cuando estoy contigo. Demonios, inclusive podría hacer mi hogar en medio del pico de esta montaña. Probablemente pienses que estoy loco, que las alturas y la falta de aire me está afectando, pero eso sería gracioso viniendo de alguien que me propusi matrimonio en la sima de Lhotse 8,516 .... Una familia no tiene que ser hijos necesariamente - me apure a clarificar, la realidad de lo que acaba de decir afectandome por fin. A lo mejor el aire de montaña si me estaba afectando después de todo.- digo, no me molestaré si tú no quieres o si prefieres nunca tener hijos o algo así- las palabras se atropellaban para salir de mi boca y bufé moviendo mis brazos frenéticamente.
De un momento a otro sentí calor contra mis helados labios; un contraste bastante mágico. No solo el dolor dejo mis labios si no que la presión se alejó de mi corazón. Mi mente se despejó y el mismo calor abrasador que sentía sobre mis labios se esparció por ella cual plaga.
Mi respuesta automática fue corresponder el beso. Era simple y calmado, pero cargaba con si un millón de emociones y palabras no dichas, un montón de ideas y cosas que se sabían pero preferíamos no hablar. Mis brazos se cruzaron sobre su cintura como acto reflejo mientras que el apoyo una mano sobre mi espalda baja y la otra en la parte más baja de mi cabello.
Nos separamos el beso pero yo apoye mi cabeza en el hueco de su cuello, aprovechando la diferencia de altura, como siempre.
-¿Como se llamaría?- la voz de Mike era casi un suspiro. Era un murmullo tan pequeño, tan silencioso, que solo yo podía oírlo. Era un pedazo de nuestro mundo, solo nuestro.
-¿Que?- estaba tan pendiente de su mano acariciando mi pelo que no registre bien la pregunta.
-Si tuviéramos un hijo ¿como se llamaría?- preguntó de nuevo y mi agarre se tenso.
-Si fuese un niño, tu querrás llamarlo algo extraño como ackerley- cuando se rió, pude sentir las vibraciones de su pecho contra el mío. Sonreí y continúe hablando- Pero yo no te dejaría, obviamente. Pero creo que me gusta iker.. -
-y me dice a mi el de nombres raros eh- sonreí de nuevo - ¿Y de niña cual te gustaría?-
-Laia- dije sin pensar.
-hm.. yo hubiera dicho Irati-
-Eso no cuenta como nombre-
-Claro que cuen..- Mike fue interrumpido por el sonido de interferencia chocando contra el aparato de comunicación. Lo tome y trate de equilibrar correctamente la señal.
- Oigan, por las dudas ya díganme cuántas horas planean quedarse en la cima.- La voz de tip resonó en mis oídos- Otros operadores de la base dicen que la tormenta está muy fuerte y no pueden contactarse con los escaladores-
Rodee los ojos recordando la conversación anterior con los dos chicos y Mike carraspeo una risa.
-Solo treinta minutos tip, luego bajaremos-
-Perfecto, nos vemos dentro de nueve horas entonces-
(....)
〔 siete.veinticinco 〕
Mi mandíbula dolía por el frío pero estaba acostumbrado. Mis oídos estaban tapados y sentía presión en mi cabeza, pero también estaba acostumbrado. Los pequeños copos de nieve perforaban mis cachetes, y a eso sí que no estaba acostumbrado.
-Wow no estaban de coña cuando decían lo de la tormenta- acotó Mike caminado unos pasos detrás mío, unidos por la cuerda.
Bufé y corrí mis mechones negros de mis ojos. Traía ya las gafas puestas pues los pequeños asesinos copos blancos te hacían imposible el poder ver. Por turnos habíamos decidido quién iría adelante. Tanteando sobre la superficie de unas rocas caminábamos para llegar al próximo campamento. Deberíamos haber llegado para ese entonces, pero debido a la neblina era incapaz de ver a más de un metro.
Saque el walkie para ver si de casualidad podía contactar con la base pero solo logré escuchar interferencia y mi propia respiración.
Todo estaba en silencio pero no realmente. La fuerte briza creaba el regular bullicio pero mi oído ya sé había acostumbrado y lo clasificaba como sonido de fondo. Por ende el único sonido que quedaba era la fuerte respiración de mike y mis botas arrastrándose por la densa extra capa de nieve.
Pero no duró mucho.
-¡Auch!- se escucho detrás mío. El arnés que me unía a Mike comenzó a estirarse a la velocidad de la luz y el sonido que perturbaba la tranquilidad perforó mis oídos. Mi corazón se paralizó. Mi mente se oponía pero mi cuerpo se volteó rápidamente para hacer un recuento de daños. Escalar montañas con este viento podían convertir una situación leve en la mayor de las catástrofes.
-Que raro de mi, andar chocando con cosas- río Mike frotando su frente mientras apoyaba su peso contra lo que parecía ser un... Poste?
Me reí y con esa risa toda la angustia anteriormente acumulada se esfumó, aunque la constante preocupación por el bienestar del chico era ... era algo que no sabía expresar, es algo que no se expresar, que nunca supe y nunca podre. Algunos lo llamarán amor, otros lo llamarán querer a alguien, pero si estoy seguro de algo es que su bienestar me hacia feliz al igual que sus angustias me entristecían.
-¿Eso es un poste?- pregunté centrándome en el presente; la tormenta, la nieve, el, yo, y el poste.
-Hm. Así parece.- Mike levantó su vista examinando ese peculiar poste de madera estancado en la nieve.-¿Teniendo unas lindas vacaciones, poste?- reí nasalmente y me acerque a su posición. Un cartel yacía pegado en la superficie.
"Campamento 3; nos hemos retirado debido a la tormenta"
-Wow, bastante alentador- mencioné yo a la vez que encendía el walkie-talkie para un cuartogesimo intento de contactar con Tip.
-Nada aun- murmuré y volví a guardar el aparato en el bolsillo derecho de mi mochila.
-Urhg tenemos un problema- Gire mi cabeza para ver a qué se refería Mike y la situación era cómica. Finalmente, como yo había predicho, la infame mochila que llevaba tantos años proporcionándonos transporte para las provisiones se había roto. Sentía una mezcla de melancolía y nostalgia con un toque de divertimiento alojándose en mi corazón.
-Odio decir te lo dije pero.. te lo dije- comencé a reírme y me acerque para hacer recuento de daños. No era nada preocupante, una de las tiras de la mochila se había desconocido. Me acerqué para tratar de resolver el problema. Si había algo en lo que era bueno era solucionar problemas rápida y efectivamente; Mike siempre decía que yo era el más ingenioso de los dos.
-La mochila está rengeando- dijo el con una sonrisa burlona en la boca. Yo no dije nada y procedí a aflojar levemente la tira rota.- Ya sabes, porque le falta una tira- yo emití un sonido que pretendía ser un 'aja' pero se escucho más como un zumbido. Alargue la tira de la mochila y la ate en un nudo contra el 'asa de transporte' que es solo una manera elegante de referirse a esa pequeña manija arriba de las mochilas. -le falta una tira, le falta una pierna- volvió a repetir Mike.
-Listo- anuncie retrocediendo para apreciar mejor mi reparación.
El Rubio río sarcásticamente- ves, a esto es a lo que me refiero cuando digo que eres muy ingenioso. ¡Nunca se me hubiera ocurrido eso a mí!-
Agite mi mano para restarle importancia pero en realidad estos cumplidos que le salían tan naturalmente eran lo que me daba vida. -Date más crédito Mike-
-Lo digo en serio tío, yo hubiera llevado la mochila cargada en brazos por el resto del viaje- río un poco y se colgó la mochila correctamente- algo así como en K2, 8611 metros.-
Mi cara no podía sostener la sonrisa que ese recuerdo me había provocado. Su guante se había roto dejando la yema de su dedo al descubierto y decidió que no había solución. Mike podía ser bastante dramático cuando se lo proponía; era bastante curioso ya que poseía una actitud positiva pero a la vez cuando algún inconveniente surgía tendía a aceptarlo en vez de intentar cambiarlo. -Sigo sin entender porque lo guardaste como un secreto, podríamos haberlo solucionado y hubiéramos evitado que casi perdieras un dedo- mi tono se volvió más serio. Estábamos caminando en silencio de vuelta, la tormenta seguía igual de consistente que hace unas horas y no daba señales de que pararía en ningún momento en el futuro cercano.
En K2, cuando volvimos al campamento base , pude notar como su cuerpo estaba temblando y cuando le pregunté si estaba todo bien el me mostró su dedo. Estaba todo azul y por un breve momento creí que me desmayaría. Por suerte lo atendieron a tiempo y su dedo volvió a la normalidad luego de un tiempo.
-Si vamos a ser sincero... era la cuarta vez que escalábamos una montaña juntos y .. no quería.. ya sabes, no quería ser un estorbo.. o que pienses que era un quejica- voltee mi cabeza para mirarlo a los ojos pero el estaba mirando intensamente hacia la nieve delante nuestro. Seguí su mirada sin saber que decir, me perdi en el color blanco segador. ¿Porque nunca me había dicho esto antes?¿Porque me lo está diciendo ahora? Varias preguntas rondaban mi mente pero un sentimiento de felicidad sobrevolaba todo eso ocupando la mayor atención de mi cerebro.. era imposible no notar todo lo que habíamos cambiado desde esos años. Si bien las memorias eran atesoradas me di cuenta que no extrañaba el pasado, no deseaba volver a esas épocas porque sabía que lo que me deparaba el futuro era mucho mejor. Otro pensamiento surgió de entre toda la tormenta en mi cabeza y no lo reprimí
- Te amo -
(....)
〔 diez.cinco 〕
La tormenta aquí arriba era inexistente; solo los cálidos rayos anaranjados del sol hacían presencia en el pico del monte Everest.
Era una absoluta belleza; el blanco de la nieve en completa armonía con el celeste potente del cielo; las nubes justo por debajo de nosotros, cubriendo esta maravillosa y celestial parte del cielo, ocultandolo del ojo humano. Todo el esfuerzo realizado para llegar a la cima era recompensado por la paz de este lugar utópico.
-Nunca me canso de hacer pico, es mágico en verdad- comenté.
-A mi me gusta ver las distintas banderas de los picos. Quiero sacar foto de la bandera de aquí- Mike movía su cabeza de un lado a otro, claramente buscando dicho objeto característica de este pico.
-¡Ahí está!- grito repentinamente.
La bandera roja y blanca flameaba en la empirea cúspide de esa insigne montaña. Era una vista cautivadora; representaba el esfuerzo, la dedicación, la pasión que sentíamos por lo que hacíamos.
Mike canturreo un 'wuho' desprolijo y yo no pude evitar seguirlo. Pronto, ambos estábamos gritando y festejando.
-¡Lo hicimos Trolli!- el rubio corrió hacia mi y me abrazó fuertemente, levantandome mis pies ligeramente de la gruesa nieve de montaña. -¡Lo hicimos, y con casi dos horas de ventaja!-
Yo le sacudi el cabello suavemente susurrando varias palabras de aliento hacia ambos. Estaba realmente feliz y, al contrario de lo que venía haciendo durante toda esta travesía, tomé la decisión de atesorar lo que tenía y valorar lo que la vida me había dado. Era realmente suertudo, era consciente de ello; tenía la oportunidad de hacer lo que amaba y hacerlo junto a la persona que amaba. Podía disfrutar la vida a pleno por cuántos días dicha vida me ofreciera junto a Miguel.
Hace mucho tiempo me había echo una promesa, nos había echo una promesa; disfrutar. Y siempre la mantuve, incluso en los tiempos más grises. Pero esa promesa se había sostenido gracias a Mike; El era mi motor y yo era el auto que nos llevaba por la ruta pintoresca que era nuestra vida.
Pero los autos se aberian y los motores se desgastan, y un auto sin motor al igual que un motor sin auto no sirven de nada pues son incapaces de avanzar por las vías de la realidad.
Le tome la mano con delicadeza y la estruje suavemente. Abrí mi boca, modificada por la notoria curvatura de mis labios que adornaba mi cara, y dije:
-Everest... -
En ese preciso momento pude presenciar la sonrisa más magnífica radiando desde Miguel, a la par que completaba mi oración.
-... 8.848 metros-
(....)
〔 trece.cincuenta y ocho 〕
- ¿Cuánto llevamos de ventaja?- grite entre la nieve del ambiente. La tormenta aumentaba a medida que decendiamos por la montaña pero sabíamos que en algún punto se detendría.
-¡Una hora!- escuché la respuesta de Mike quién estaba camiando unos metros más adelante.
-¡¿No eran dos?!- pregunté, mi tono de voz subiendo unas octavas.
-La tormenta nos retrasa. Recién llegamos al sector cinco, si seguimos a este ritmo llegaremos con unos minutos de ventaja nada mas- el cansancio estaba presente en su forma de hablar, las pequeñas pausas para ihnalar y leves suspiros entre oraciones eran notables.
-Debemos apurar el paso- anuncié, comenzando a caminar mas rápido.
Los minutos pasaban y la tormenta no se detenía. Mi visión estaba nublada pero no solo por la inmensa cantidad de nive acumulándose en el lente de mis gafas. Estaba cegado por el sueño y el deseo de romper un récord, estaba siendo impulsivo.
-¡Trolli espera!- escuché su voz gritar desde atrás- no podemos arriesgar nuestra seguridad acosta de un record-
-Vamos Mike ¿desde cuándo sigues las reglas?- acelere mi paso hasta quedar por delante de él, lo cual lo obligó a seguir mi ritmo.
-Desde que nuestras vidas están en juego. Esta tormenta podría causar un derrumbe o..- no lo deje terminar y oración, el enojo apoderándose de mi boca y lengua.
-¡Vamos hombre! No seas un aguafiestas- me giré sobre mis pies, conectando mi mirada con la de Mike. Tuve que entrecerrar los ojos para lograrlo ya que la distancia entre nosotros y la nieve de por medio obstruían mi vista.
- No lo soy Javier, solo me preocupo por ti - el rubio cruzó los brazos, dando a entender que no estaba en sus planes seguir avanzando hasta resolver esta disputa.
Un escalofrío recorrió mi espina ante la mención de mi nombre completo con un tono tan distante pero tan sensible a la vez. La preocupación y la desesperación eran palpables mediante las palabras de Mike, pero yo no quería verlo, no podía verlo..
- ¡Siempre es la misma historia contigo!- inhale fuertemente luego de gritarle; mi agarre en los palos que me sostenían de pie era resbaladizo. - no soy un niño pequeño Miguel, puedo cuidarme solo -
- No me refería a eso y lo sabes...- susurro Mike, y si no lo hubiera conocido tan bien podría haber jurado que su voz asemejaba pena.
- No, claro que no - comenté con el sarcasmo derritiéndose en mis labios - se qué crees que no puedo manejar situaciones complicadas, lo puedo ver en tus ojos. No confías en mí, no realmente.- más mentiras, ¿de donde salían?
El silencio no encordecedor volvió a tomar su lugar en el asunto; respiraciones ajitadas y el ya familiar soplido de nieve llenando los espacios que ambos no podíamos. Mi mirada se clavó nuevamente en mis botas; el contraste con la nieve semejante a un gato en una exhibición de perros: fuera de lugar. Por primera vez desde el inicio, me sentí fuera de lugar. El cálido sentimiento de pertenencia que sentía cada vez que me colocaba el uniforme de escalar había sido reemplazado por un frío invasivo; en las montañas, donde antes sentía que estaba mi hogar, por un breve momento me sentí como un completo extraño- un turista en una tierra lejana.
-Javier- el trato de llamar mi atención, trato de lograr que yo lo mirará. El trato de hacerme entrar en razón, trato de evitarlo. Trato, pero mi terquedad y orgullo fueron más fuertes. - Javier por favor. -
-Estamos perdiendo tiempo- murmuré, levantando finalmente mi cabeza en su dirección. Nuestros ojos se conectaron nuevamente, pero está ves mi cuerpo se llenó de angustia y ya no quería seguir. Ya no quería pararme allí y soltar palabras hirientes las cuales no sentía, solo quería correr hacia el. Correr hacia el y recuperar la seguridad en su abrazo.
-Javier, te amo-
Meses enteros me había sentido perdido, sin idea de cómo haría para alejarme del alpinismo. Meses enteros tratando de entender cómo Mike parecía tan dispuesto a abandonar nuestro sueño. Meses enteros tratando de hacerme a la idea que no volvería a sentirme como me siento cuando llegas a la cima; no volvería a sentirme completo, a sentirme contenido y protegido, a sentirme en casa a pensar de que solo podía pasar unas limitadas horas en las montañas. No volvería a sentirme en mi hogar.
Pero con esas simples palabras.. ese suave tono de la voz que conocía a la perfección finalmente lo comprendí. Mi hogar no estaba en las montañas grises o en los picos oscuros, mi hogar estaba con el.
Toda mi apreciación, toda mi admiración, todo mi amor por Mike se materializó en forma de una sonrisa, la cual fue correspondida con el mismo sentimiento puro. -yo...-
El ambiente calmo se rompió con un sonido agudo proveniente de la radio. Ambos nos sobresaltamos y Mike reaccionó rápidamente sacando el aparato de su bolsillo.
-¿Hol-a? ¿Alg n me es cha?- la conocida voz ronca de tip causó que mi sonrisa se agrandara aún más. Si estábamos recibiendo la señal eso significaba que no estábamos tan lejos de la base como pensamos.
- Los señores de las nieves aqui presentes. Cambio- Mike me dedico una sonrisa cuando terminó de hablar, sin embargo no hizo el amague de acercarse a mi.
-Oh gracias a dios- exclamó tip seguido de un suspiro - pensé que los había perdido- río secamente
- No no, aquí seguimos - dijo Mike
- Escuchen bien, tienen que salir de ahi ahora mismo - las palabras de tip venían catgadas con insistencia y algo de pánico.
-¿que? ¿porque?- Mike pregunto bajando su tono de voz; la sonrisa lentamente desvaneciéndose, siendo remplazado por cejas levantadas y ojos ampliamente abiertos.
- Múltiples avalanchas se provocaron el los extremos de las montañas. Hace unas horas nos llegó la primer noticia de una avalancha y desde entonces no dejan de llegar pedidos de auxilio -
-oh dios- susurre involuntariamente
- dime porfavor que no quedo nadie atrapado - Mike como siempre con su naturaleza de preocuparse por los demás suspiro varias veces.
- la base es un desastre, operadores están tratando de contactar con sus alpinistas. - una pausa por parte de tip causó que contuviera mi respiración - hasta ahora solo hay una confirmación de un caso 8, un grupo de dos jóvenes, su compañero está tratando de abrirse paso para sacarlo de la cueva en la que quedó atrapado. Una pierna rota según escuche-
Trague saliva pero eso solo contribuyó al nudo en mi garganta. Un caso ocho era muy peligroso, muy pocas posibilidades de supervivencia para el chico atrapado.
A travez de la radio una voz lejana se escuchó, una voz muy angustiada 'sparta escú....me, no pued.. ayudarlo. se que duele p .. tendrás que dejarlo.'
- dios mío, tenemos que ayudarlos - dije sacando mi vista del aparato para centrarme en el rostro de Miguel. sus ojos demostraban pánico, una emoción la cual nunca pensé que vería en sus ojos al estar en una montaña.
-Ni se te ocurra Javier, lo que ustedes tienen que hacer es encontrar el campamento dos, de inmediato. Un helicóptero irá por ustedes en esa base-
-pero..-
- no, pero nada. Salgan ahora mismo. De todas formas están muy lejos de ellos como para llegar antes de que... - la oración quedó sin completar pero los tres sabían claramente que seguía.
Por el parlante se escuchó una voz masculina gritando '¡avalancha desatada en sector cinco!'
Mi corazón se paralizó. Las palabras de Mike resonaron en mi cabeza. "Recién llegamos al sector cinco" . Comenze a ver pequeños e insignificantes pedazos de nieve caer contra nuestros pies. El ruido de ventisca se intensificó, creando un sonido sordo como aquel que provocaban las cascadas al chocar contra una superficie.
la radio sonó una vez más pero nuevamente no era la voz de tip. '¡Preparen el helicóptero para el caso ocho, rápido rápido rápido!'
Pude divisar las grandes cantidades de nueve decendiendo por lo más alto a una velocidad impresionante. Mis ojos se movieron frenéticamente buscando a Mike y cuando finalmente lo encontré..
- Mike - grite llevando mis manos al pecho
La distancia era demasiada como para
alcanzarlo a tiempo, el tiempo corría tres veces más rápido y la interferencia de la radio no secsaba.
-Te extrañare trolli- escuché su grito. A pesar de estar levantando su voz, su tono era tranquilo y mis ojos se llenaron de lágrimas.
Instintivamente lleve mi mano a mi corazón, cerrándola contra mi pecho. Las pequeñas manos de Miguel reflejaron mi acción pero a diferencia de mis movimientos que mostraban miedo y terror, los suyos eran
cuidadosos y delicados. Un asentamiento leve de cabeza fue lo último que recibí de Miguel; aquella sonrisa ladina que decoraba su rostro angelical quedaría tatuada en mi memoria.
(...)
〔 catorce.diez 〕
Yo nunca fui muy fan de nadar; odiaba las piletas, las playas, incluso las duchas en bañadera. Sobretodo odiaba el sonido. Cuando te sumerges en agua todo sonido se cubre por una capa; parece como si tuvieras tapones en los oídos. Odiaba está sensación, me producía repulsión. Por eso es que cuando escuché mi nombre, dicho a lo lejos mientras parecía estar cubierto por una gruesa manta, me sobresalté.
-Javier- para mi suerte, la voz se volvía más clara con cada segundo; mis oídos se iban destapando y comenzaba a percibir otros sonidos.
-¿Señor, me escucha?- poco a poco comencé a notar la voz del hombre que me hablaba. Era ronca y muy grave, una voz parecida a la que poseen los militares de alto cargo. Mi capacidad auditiva se expandió más alla de el hombre y percibí un fuerte y constante sonido de aire a presión. Arrugue mi nariz ante el ambiente abrumador; bullicio constante, palancas y botones siendo oprimidos, un movimiento general el cual acociaba a estar borracho.
El lado racional de mi cerebro comenzó a hacerse presente y los recuerdos plagaron mi mente. Un rápido movimiento de manos me comprobó que seguíamos en la montaña a la par que mis ojos se abrían de par en par notando un helicóptero en el fondo y una cara desconocida enfrente mío.
- Señor permanezca quieto, no queremos arriesgar un derrame interno - el hombre dijo, pero yo no lo escuché.
-¿Donde está?- pregunté casi en un murmullo.
La respuesta fue silencio.
-¡¿Donde esta Miguel?!- me sobresalté y amague a pararme pero el mareo me envió de nuevo al suelo.
- Señor necesitamos que permanezca quieto porfavor, lo acabamos de sacar de una avalancha- sus manos se apoyaron gentilmente sobre mis hombros, tirándome lentamente hacia el suelo.
-¡Suelteme!- me había parado por fin - Necesito encontrarlo, dios no porfavor ¿Donde esta? ALGUIEN DIGAME DONDE MIERDA ESTA.-
Mi vista se enfocó en un bulto de tela verde opaco enterado a medias bajo la nieve. De inmediato lo reconocí y lágrimas comenzaron a caer descontorladamente de mis ojos. La misma palabra se repetía de mi boca: 'no no no no'.
-No, no, no. Esto- esto no- no es real- no. Es toda una mentira, una broma verdad? Esto no está pasando- caí de rodillas frente a la mochila toda destrozada. La saqué con delicadeza de entre la nieve y una vez limpia de cualquier sustancia la arrugue contra mi pecho, soltando gritos ahogados.
-M-iguel- los espasmos no me dejaban hablar, y la angustia había creado demasiada cantidad de lágrimas. - Miguel p-porfavor, Miguel n-no me dejes vu-vuelve porfavor -
- Javier...- la voz del hombre de antes invadió sus tímpanos - necesitamos que venga al helicóptero, tenerlo aquí es un riesgo -
- Encuentrenlo, porfavor. Se.. y-yo se que no está muerto, no puede estar muerto, no puede estarlo - aún mas mentiras. Me estaba engañando, yo lo sabia. Pero no había forma. La tela de la mochila presionada contra mi pecho no hacía nada para aliviar la fuerte presión en mis pulmones.
- Ya no hay nada que podamos hacer, lo sentimos mucho - los brazos del hombre cubrieron mis hombros a la par que intentaba hacer que me incorporase
Las lágrimas que caían de mis ojos quedaban impregnadas en la nieve, creando un camino de angustia adonde alguna vez existió felicidad.
Me safe de su agarre a la par que mis manos comenzaron a escabar torpemente en la nieve. Mi boca no para de repetir su nombre, como si estuviera en piloto automático; aunque aiendo francos, así era como me sentía. Sentía que mi corazón había dejado de funcionar, que mis emociones habían dejado mi cuerpo. Mi cuerpo estaba funcionando, manteniéndome vivo monotonamente. Mi circulación estaba bien, pero los latidos de mi corazón ya no eran alentados por emociones, sino por un simple y rutinario bombeo de sangre. Seguía vivo, pero no estaba vivo realmente; nunca más lo estaría. Como pretendían que lo estuviera luego de haber perdido eso que tanto me hacía falta? Aquello que provocaba que mis mejillas se volvieran rojas. Aquello que me provocaba sentirme en una nube, flotando lejos de lo real. Aquello que me motivaba a comenzar el día. Aquello que pintaba una sonrisa en mi rostro con tan solo mirarlo.
Irónicamente, el primer y ultimo récord que habíamos batido - porque si, si bien no habíamos roto el récord de 'la escalada más rápida', habíamos roto el récord de 'la subida más rápida al monte Everest' con una hora y treinta minutos de ventaja - ambos eran similares; en las dos ocaciones perdimos algo. La primera vez fue una tonta botella de shampoo, la cual quedó inmortalizada en algún lugar de Twitter. La última vez.. la última vez lo perdí a él.
Ese dia no sólo perdí a mi mejor amigo y esposo. Ese día perdí a mi compañero de vida, a mi compañero de pasión. Perdí mi guía, mi luz. Perdí el sentido.
Ese día perdí mi hogar.
∝∝∝∝∝∝∝∝∝
gracias por leer
Los veo en otra vida
incógnito 🦑
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro